La “cuina furtiva” nace en 2011 de la mano de Mari Vi con Taller Placer, una iniciativa para generar contextos de prácticas gastronómicas en espacios domésticos. La idea es mirar el mundo a través de la comida, ampliando así la perspectiva sobre los alimentos para llevarlos al terreno de lo cultural y lo político. Después de seis años proponiendo cenas clandestinas, contando historias a través de los platos y generando rituales de comensalía junto a colaboradores diversos, el proyecto recala en 2016 en un espacio físico (La Col·lectiva del Cabanyal), y en un contexto de intercambio de saberes, Taller Placer, donde hoy día desarrolla escrituras creativas.